jueves, 31 de marzo de 2011

Valorando la vida

Llevo días quejándome con toda mi familia de la cantidad de artículos que he tenido que escribir este mes, de lo cansada que me siento últimamente, de los fines de semana que me he tenido que quedar en casa trabajando. Constantemente mi esposo y mi hijo me preguntan que cuánto me falta para terminar, porque me quieren de vuelta  amorosa y sobre todo,de buen humor.
Precisamente hoy terminé el último artículo que me quedaba por entregar y para festejarlo me dediqué a la lectura el resto del día. Son las diez de la noche y quiero contarles lo que aprendí:

Aprendí que fui bendecida porque mi abuelo paterno tuvo  la valentía de huir de la guerra que estalló en mi país en 1979 con la Revolución Sandinista.

Tuve suerte  de tener padres esforzados que dieron todo por mí y  mis hermanos, nunca nos faltó amor, comida, un techo ni educación. Porque nos criaron en un país pacifista.

Tuve la OPORTUNIDAD de escoger una profesión y un rumbo propio en la vida.

Fui bendecida con el esposo que Dios escogió para mí, un hombre cariñoso, comprensivo,  que me ama  a pesar de  mis defectos y camina junto a mí.

Puedo dormir tranquila en la noche porque mi hijo está sano, se acuesta con el estómago lleno y está rodeado de personas que lo aman.

Hoy entendí que me he sentido merecedora de muchas cosas sin apreciarlas como debería.

Hoy doy gracias porque esta historia llegó a mis manos y me recordó que es sólo cuestión de suerte que yo esté aquí.






El escritor  narra el paso de treinta años de guerra en su natal Afganistán y lo hace através de la vida de dos mujeres que materializan todo el dolor y la injusticia, que a la mayoría nos fueron revelados hasta aquel 11 de Setiembre. Como las noticias  son frugaces y dependen de la agenda mediática del momento, no logramos retener la información por suficiente tiempo y sencillamente, a nuestros ojos la situación de las mujeres afganas parece inconcebile.



 Les recomiendo la lectura de esta obra  para mantener la memoria clara y concuerden conmigo en que aún en las más sangrientas batallas las mujeres podemos salir estoicas gracias a la fortaleza intrínseca de cada una: ese instinto materno de proteger a los nuestros.



Contemos juntas nuestras bendiciones y oremos por las mujeres que no pueden escoger.

3 comentarios:

  1. yo lo quiero despues entonces marjorie!
    porque no hacemos un book club?

    ResponderEliminar
  2. te lo vuelvo a decir, llore montones con ese libro.... me dejo tristisima y yo tambien di gracias de ser tica...

    ResponderEliminar
  3. Todos vivimos quejándonos de cosas que a la par de lo que viven otros seres humanos no es absolutamente nada. Y es que no solo es la guerra, y la agresión constante de por ejemplo estas mujeres, es también la pobreza de muchas, la enfermedad de otras, la falta de oportunidades y un gran etcétera. Somos bendecidas no solo por vivir en este hermoso país de paz, sino por tener salud, una hermosa familia, un trabajo y un sin fin de cosas más por las que hay que darle un enorme GRACIAS a Dios cada día y pedirle que nos ayude a luchar porque podamos seguir disfrutando de lo que nos ha regalado.

    ResponderEliminar